domingo, 8 de abril de 2012





Malabo Blues: El desafío de escribir en español en África

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Un artículo Digno de lectura realizado por la BBC del cual todos los hispano hablantes nos deberíamos empapar un poco  pues cuantas veces nos hemos sentido aislados del resto del mundo tal y como le pasa a esta nacion.




El país hispanohablante -relativamente poco conocido- en la costa occidental de África Central era uno de los más pobres de la región pero ha experimentado enormes cambios desde que se descubrió petróleo a mediados de la década de 1990.
Nuevos edificios están apareciendo por todas partes, mientras que algunos antiguos y bellos son destruidos; la calidad de las carreteras le podría hacer pensar a uno que está en Francia o en Suiza y las omnipresentes cámaras de seguridad en Malabo, la capital, le podrían recordar a Londres.
A pesar de las frecuentes acusaciones en el extranjero de violaciones de los derechos humanos y corrupción en la ex colonia española, muchos jóvenes están regresando del exilio para beneficiarse de la economía en auge y ayudar a reconstruir su nación.
Se cree que casi un tercio de la población fue asesinada u obligada a abandonar el país en los diez años de terror que siguieron a la independencia en 1968, cuando un presidente electo, Francisco Macías Nguema, se convirtió en un líder despiadado.
Algunos regresaron y muchos otros se fueron cuando Macías fue derrocado en 1979 por uno de sus sobrinos, el actual presidente Teodoro Obiang Nguema Mbasogo.
Mba se mudó a Europa cuando tenía 17 años y volvió a Guinea Ecuatorial hace cuatro años y medio. Ahora tiene 33.
"Regresé porque vi que podía tener más oportunidades en mi país que en España, donde estaba en ese momento", le dijo a BBC África, en su casa en el centro de Malabo.
"Y regresé porque como escritor, como poeta, me di cuenta de que no era capaz de explicar muy bien mi identidad. Yo estaba en España escribiendo sobre lo que es ser africano en Europa, pero en un momento dado estaba completamente contaminado por ese entorno europeo".
"Yo decía que era africano pero mi situación era muy diferente de la de los africanos que veía en Barcelona, los que habían llegado de Mali o Senegal. Yo era negro, guineano, africano, pero en un momento dado estaba integrado en la sociedad española".

Un país con pocos libros

Mba, quien es economista de profesión, ahora trabaja para el ministerio de Minas, Industria y Energía y enseña economía de los recursos naturales en la universidad nacional.

Fragmento del libro "Malabo Blues"

César Mba
Yo ya tenía treinta años y no tenía a nadie a quién preguntarle: ¿Cómo pasa el tiempo? Mis elecciones me habían dejado hablando solo, vivía en un harén de sombras y recuerdos. Por las noches, salía a contemplar el interior de Malabo, la ciudad remordida, la ciudad heroica. Yo conocí a la madre de todos los poetas de Malabo. Ella me dijo: "Pas quitte moi a terre", pero yo lo hice, la dejé al borde del camino, seguí mi viaje al fin de la noche, solo, con la espuma de mis veinte años congelada en los labios. Para consolarme, yo me decía: "En la poesía no hay final feliz, es la otra Ilíada, se va y no se vuelve."
"Algo que me impresionó mucho fue que mis estudiantes, que quieren ser economistas, cuando supieron que era escritor vinieron a hablarme de diferentes autores de Guinea Ecuatorial y de mis libros también y querían leerlos", dijo.
Sin embargo, encontrar obras literarias en el país todavía es difícil ya que no hay librerías en Malabo, situada en la isla de Bioko, o en Bata, la ciudad principal de la parte continental.
Los que pueden, bajan libros de internet, los traen desde el extranjero o los leen en la recién inaugurada biblioteca nacional o en el centro cultural español o el francés.
Cuando visité la biblioteca nacional, sólo había dos lectores. La institución tiene algunos kioscos en Malabo y Bata donde se venden libros pero la selección es mínima.
También hay un nuevo centro cultural ecuatoguineano en Malabo pero, lamentablemente, no parece recibir la adecuada atención de las autoridades y está virtualmente vacío.
Mba, que ama los libros y el conocimiento, ha decidido que es hora de que Malabo tenga una librería y está construyendo una.
Como me dijo, él y sus amigos no se quedan con los brazos cruzados a la espera de que las cosas cambien por sí solas.
"Estamos tratando de provocar cambios y de hacer una contribución real al país", señaló.


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